Jaime Vindel: la termodinámica y fotografía
CARLOS JIMÉNEZ
El impacto la termodinámica en la sociedad, la cultura y el arte centran el ensayo << Entropía, capital y malestar: una historia cultural>> con el que Jaime Vindel participa en la recopilación Comunismos por venir, editado por el Macba, y que de seguro anticipa contenidos que estarán incorporados y ampliados en su libro Estética fósil. Imaginarios de la energía y crisis ecosocial, que va a presentar en el Macba en compañía de César Rendueles. Vindel presta singular atención en su ensayo al impacto de la termodinámica en las obras de Karl Marx y de Walter Benjamin, a quienes critica por su <<tecno optimismo>> desde una perspectiva ecosocial que se esfuerza por tomar distancia del paradigma energético conceptualizado por la termodinámica y que le lleva a sentenciar, refiriéndose a Benjamin: << Con el ensayo sobre la reproductibilidad técnica sucede algo similar a la lectura que hoy nos proporciona el Manifiesto Comunista (1848): su potencia retórica como dispositivo de agitación política es inversamente proporcional a la actualidad de su filosofía de la historia. Esta debería ser depositada en un contenedor de reciclaje teórico>>.
Una afirmación tan contundente merece que se la matice, inclusive desde la perspectiva de la crítica ecológica al modelo energético basado en los combustibles fósiles actualmente imperante. Porque, aunque es cierto que este debe ser arrojado al basurero de la historia si queremos sobrevivir, no lo es menos que al hacerlo debemos distinguir entre la locomotora, el automóvil o el avión y la cámara fotográfica. Porque si los primeros son motores en el sentido fijado por la termodinámica, tal y como lo señaló Jean Marie Schaffer citando a Gilbert Sismondi, el dispositivo fotográfico no es una máquina termodinámica sino una máquina cibernética, cuya finalidad esencial no es transformar flujos de energía en movimiento sino modular flujos de información. Y de hacerlo con un gasto de energía infinitamente menor al usado por el automóvil o el avión.
A este matiz cabe añadir el introducido por la ambigüedad de la relación de Benjamin con la fotografía, que desnuda la comparación entre su ensayo Pequeña historia de la fotografía (1931) y La obra de arte en la época de su reproductividad técnica (1937). En el primero es evidente la influencia del ensayo La fotografía publicado por Sigfried Kracuaer en 1927 que contiene una fulminante descalificación del papel que la prensa otorga a la fotografía: <<Nunca hasta ahora una época ha informado menos sobre sí misma. La institución de las revistas ilustradas es, en manos de la sociedad dominante, uno de los más poderosos instrumentos de huelga contra el conocimiento […] La <idea-imagen> desaloja a la idea, la tempestad de la fotografía traiciona la indiferencia frente al significado de las cosas>>. Una descalificación que Kracauer extiende a las fotografías que reproducen obras de arte, cuya << violenta afluencia>> aniquila << toda consciencia de sus rasgos distintivos>>. << Las obras de arte, a través de su reproducción, encuentran justamente este destino>>.
Todavía hoy es difícil encontrar una réplica más tajante a la exaltación por Benjamin del papel de la fotografía en la disolución del <<aura>> de la obra de arte en La obra de arte en la época de su reproductividad técnica. Sólo que Benjamin no prestó oídos sordos a la misma, como atestigua su Pequeña historia de la fotografía, escrita 4 años después, que, aunque reconoce implícitamente la degradación que ha traído consigo la fotografía, responde a la misma proponiendo una distinción entre dos períodos en la historia de la misma: el de <<auge>> y el de <<decadencia>>. El periodo de auge corresponde al primer decenio de su historia, dominada por la actividad de Hill y Cameron, de Hugo y Nadar>> y el de decadencia a su industrialización. Y cuando él mismo se pregunta por las razones de esta distinción responde que en el primer período << los hombres no miraban al mundo con tanto desarraigo>> y << estaban rodeados de un aura, de un medio que confería plenitud y seguridad a su mirada>>. El aura que, en << términos técnicos>>, << se debía a la absoluta continuidad entre la luz más clara y la sombra más oscura>> y que <<no es el simple producto de una cámara primitiva. Mas bien ocurre que en esos primeros tiempos el objeto y la técnica se corresponden tan exactamente como divergen en el siguiente período de decadencia>>. Podría decirse que en La obra de arte… Benjamin anula esta distinción y toma partido por la disolución del aura. Pero también que en su Pequeña historia…fue capaz de entrever la posibilidad de que el aura reapareciera en el período de industrialización de la fotografía como correspondencia entre el objeto y la técnica en una época dominada por el desarraigo.